El modus operandi de Jurado, según la reconstrucción de los investigadores y los testimonios recabados, presentaría una secuencia con patrones reiterados que alertaron a las autoridades y hablan de la obra de un asesino en serie.
Elegía los días viernes para dirigirse a puntos donde solían encontrarse personas en situación de calle.
En esos encuentros, ofrecía trabajos circunstanciales —como changas en la terminal— o bebidas alcohólicas.
Con este método, conseguía persuadir a las personas para que lo acompañaran hasta su domicilio en el barrio Alto Comedero.
Una vez que accedían a entrar en la casa, las víctimas eran recibidas solo por Jurado; el adolescente que vivía con él solía retirarse.
Los investigadores sospechan que, dentro de la vivienda, Jurado sometía a sus víctimas y procedía a descuartizarlas. Algunos restos humanos eran enterrados en el mismo domicilio, otros se quemaban con la finalidad de reducirlos y parte de ellos se colocaban en bolsas de consorcio que luego eran descartadas en basurales de la zona.
En el interior de la casa, las herramientas halladas por los peritos —como palas, bolsas, carretillas y ollas— formarían parte del cuadro que acompañaría este accionar por el que fue detenido.
El Fiscal General, Sergio Lello Sánchez, había detallado este sábado que la causa comenzó formalmente el miércoles y que, mediante el análisis de cámaras de seguridad, se logró identificar a un individuo vinculado a uno de los desaparecidos.
“Aparentemente, se habría llevado a una de las personas desaparecidas. Tenemos indicios fuertes, pero está pendiente de acreditación”, señaló Lello Sánchez por entonces.
Esta identificación permitió allanar su domicilio y proceder a su detención, junto con la de un menor de edad que se encontraba de forma circunstancial en el lugar: su sobrino, quien está siendo asistido y acompañado por la secretaría de Niñez.
Fuente: infobae.com